La evaluación del proyecto (Tercera parte)
Los diferentes estudios descritos con anterioridad, conducen a la preparación del proyecto, no tanto en forma lineal, sino en un proceso iterativo, en el cual los estudios generan insumos a la definición de los aspectos institucionales, organizativos, ambientales, legales, técnicos, financieros y socioeconómicos del proyecto y, en su conjunto, constituyen la preparación del mismo. Un estudio puede indicar la necesidad de redefinir ciertos aspectos del proyecto y, como consecuencia, realizar un nuevo análisis de los demás aspectos del proyecto y, como consecuencia, realizar un nuevo análisis de los demás aspectos (y posibles reajustes secuenciales). A partir de las evaluaciones se retoma el proyecto propuesto y se identifican sus ingresos y costos financieros para producir un plan de financiamiento (cuya viabilidad puede obligar a preparar de nuevo ciertos puntos del proyecto). A la vez, se identifican los beneficios y costos económicos, cuyos análisis podrían sugerir un ajuste a la propuesta para incrementar los beneficios, reducir los costos, o modificar la ubicación temporal de diferentes beneficios o costos. Así, la preparación y la evaluación se retroalimentan en forma iterativa y generan insumos para una evaluación global, que recoge los resultados de la preparación del proyecto y sus evaluaciones y provee una información detallada y rigurosa para la toma de decisiones con respecto a la inversión.
Cabe destacar que el producto de la evaluación será el que se acaba de señalar: Información. La responsabilidad de los preparadores y evaluadores consiste en optimizar el diseño del proyecto, desde los diferentes puntos de vista mencionados, y luego proveer la mejor información posible a los que van a tomar las decisiones relevantes. El proceso de evaluación siempre debe apuntar a suministrar una información rigurosa, confiable y tan completa como sea posible.
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